Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios (1 Corintios 3:9).


Nosotros fuimos creados por Dios, pero estamos en una constante construcción espiritual. Debemos mantenernos en comunión con Dios y en el estudio de su Palabra para crecer cada día más con bases sólidas. Como seres humanos no somos perfectos, cada día vamos mejorando, vamos conociéndonos, perfeccionando nuestro carácter y reflejando el amor por Dios. Debemos reflexionar y pedirle al Espíritu Santo que nos muestre qué cosas debemos cambiar y mejorar. Reconocer el problema es el primer paso para solucionarlo. Una vez hayamos detectado la falla, pidámosle a Dios que nos a ayude a renovarlos para mejorar. Debemos tenernos paciencia, no debemos juzgarnos, ni amargarnos, estresarnos, deprimirnos, ni hacernos las víctimas, eso no ayuda a solucionar el problema solo lo empeora. Tampoco debemos juzgar y criticar a nuestro prójimo, él también está en construcción, si puedes brindarle un consejo de forma honesta para edificarlo y no destruirlo, dáselo; de lo contrario no lo critiques. Oremos a nuestro Padre celestial para que nos guíe a parecernos cada día más a Él y reflejar su amor, para vivir en armonía y dar testimonio para que otras personas lleguen a sus pies. Recuerda que estamos en construcción y no somos perfectos, así que no creamos que lo somos.